воскресенье, 2 июля 2017 г.

Función e importancia del Parque educativo para los cachorros




Con el permiso expreso de la autora del libro y con los fines explicativos,

me complace compartir un capítulo del libro sobre la función y la importancia de

un Parque educativo.

Tatiana Bazhal
 Función del parque educativo

Su objetivo es controlar la higiene en casa. La forma de llévalo a cabo es acotar y
reducir su espacio.

Asimismo, cumple un propósito capital, no siempre mencionado: enseñarle a nuestro perro a tener un dominio de sí mismo y una “alta tolerancia a la frustración y al aburrimiento” en palabras de Ibáñez Setter Bakio.

Vamos a pedir al perro adulto que esté tranquilo en muchas circunstancias distintas. Por ejemplo: que esté sereno y en silencio cuando se queda solo en casa, cuando viaja con nosotros en un coche o avión, cuando nos acompaña en las relaciones sociales... en numerosas y más variadas situaciones.


Por lo tanto, tienes que analizar lo que necesitas del perro adulto para que ambos
llevéis una vida extensa y de calidad. Aquella disposición que requieres del adulto
has de implantarlo en el cachorro antes de los seis meses.

Vemos que todo cachorro de esta sociedad debe aprender algo que no está en su
naturaleza. Tiene que aprender a “aburrirse” (por ejemplo, quedarse horas en 
casa solo; sentarse junto a su dueño en el parque durante horas mientras este lee
un libro, viajar en avión, coche, tren o acompañar a sus dueños en las relaciones
sociales) y, en este estado, no rebelarse con lloros o reclamaciones.

El perro con alta tolerancia al aburrimiento es un perro que sabe estar en todos los lados y situaciones el tiempo necesario, de manera tranquila y serena.

En nuestra sociedad, el control y dominio del aburrimiento por parte del perro es un componente capital de su condicionamiento. No está en su naturaleza y es una característica que ha de aprender, para vivir en el entorno humano como buen miembro de la familia o ciudadano canino. Enseñar al cachorro, inmerso en una sociedad compleja como la nuestra, una gran capacidad de dominio y control de sí mismo es el mejor seguro de vida que podemos ofrecerle.

Que el cachorro se habitúe al parque es una de las mejores herramientas de las
que disponemos para este aprendizaje. Un perro que tiene un fuerte dominio de
sus emociones e impulsos es un perro muy adaptable a cualquier situación difícil
que la vida le presente. Nunca dará problemas.

Por ejemplo, la tristeza si el dueño se ausenta no es un problema en sí mismo. Un
perro puede ser muy fiel, amar intensamente a su dueño y quedarse completamente relajado y dormido cuando él se marcha. El amor no se determina por la nula capacidad de gestión de la dependencia. El perro reclama o llora cuando el dueño se marcha, no por amor sino porque es incapaz de aplicar un autocontrol bien establecido.
Uno más, la agresividad. Nunca es el problema por sí mismo. Un perro puede tener un fuerte impulso de agresión hacia otros perros, hacia las personas o quiere proteger su comida o juguetes. El ser agresivo y agredir de hecho no responde a la “motivación hostil” (según el concepto de Ibánez) del perro. Es más bien la nula capacidad que tiene de contener sus impulsos. Un perro puede tener mucha agresividad, pero si tiene un potente control de sí mismo, nunca habrá agresión. Al contrario, un perro puede ser un simple mal educado, con un débil autodominio que provocará una agresión y morderá, a la mínima molestia.

Cuando un educador trata la ansiedad por
separación; la agresividad de un perro; una fobia
o un trastorno de la personalidad, lo primero que
debe trabajar no es tanto esa ansiedad, ese
impulso agresivo, fobia o trastorno, sino la
capacidad de autocontrolarse.

Si este manejo del autocontrol se hace adecuadamente con el cachorro antes de los seis meses, aquel queda completamente fijado como un rasgo del carácter en el perro adulto. Al contrario, un cachorro educado con amplios límites de autonomía y poco liderazgo puede dar en el futuro muchos problemas de carácter, porque no se sabrá controlar, será dominante y caprichoso.

Este autodominio en el perro adulto es complejo y difícil de conseguir, en caso de que no haya sido ejercitado en su infancia o adolescencia. Su edad más temprana es la mejor para favorecer estas cualidades. Que el perro integre el autodominio como rasgo de su carácter natural tiene sus complicaciones, más allá de los seis meses. Puede controlarse en presencia del dueño, pero cuando este no está, el perro actuará presionado por la demanda que tiene.

Es interesante que el cachorro, recién
adquirido, haya sido educado en el seno de una
familia, al calor de ella. Pero en unos
parámetros de control adecuados.

También que haya crecido con un parque canino. Mucho de nuestro trabajo estará realizado de antemano.

• El parque ha de estar situado en un lugar central de la vida de la familia, por ejemplo, la salita.

• En el interior estará la cama, el cuenco del agua y los juguetes o la comida cuando se la dejes. El resto, al completo de la superficie, la cubrirás con papel de periódico. Evita el pañal dentro del parque. El cachorro aburrido puede arañarlo y extraer el material interior, mascarlo o comerlo. Es muy peligroso, conozco más de un caso de grave riesgo para su vida. El papel de periódico, sin embargo, no tiene este peligro.

• Cuando introducimos al cachorro en él, ha de estar cansado o haber hecho el suficiente ejercicio. No se puede confinar al cachorro cuando está repleto de energía.

• En el periodo de habituación, recomiendo implementar el tiempo de actividad y de juego en la calle, de manera que el cachorro esté cansado.
• Además, le daremos la comida siempre en el parque, así como sus huesos y
juguetes.

Si el cachorro no está acostumbrado a estar en un corralito, habrá que pasar un
periodo de habituación a él antes de cerrar la puerta. En este caso, procederemos
lentamente estimulando los momentos que pasa en el parque con huesos o juguetes de kong, siempre ofrecidos en el corral y con la puerta abierta.

Lloro del perrito en el parque

Cuando el perrito está dentro del parque durante el día, nunca ha de llamarse su
atención, porque lo incita a reclamar. En los momentos que está en el parque no
lo mires, lo toques o lo hables. Ignóralo mayormente.

Si el cachorro llora y reclama así tu atención, haremos lo contrario de lo que nos pide: nos alejamos, cerramos la puerta, apagamos la luz o tapamos el parque por los laterales con una tela tupida.

No provocar que llore, es lo más adecuado. Tampoco se debe corregir al cachorro de tres o de cuatro meses. Está formando su carácter y la corrección le afecta más que al perro adulto. Por lo tanto, es preciso que nos comportemos con él de manera que no le demos motivos para reclamar.

Es fundamental no llamar la atención del cachorro cuando está en el parque. Si tienes niños, habrás de educar a los niños antes y les explicarás estos aspectos. Hacerle caso (es decir, mirar, tocar o hablar) en el tiempo que está confinado es un error grave, porque enseñas al perrito a llorar y exigir. Estas actitudes forjan un perro adulto soberbio, dominante y a la vez dependiente.

Debes recordarlo. Es lamentable que sea una actitud muy habitual. Hablarle con tono niñero, mirarle o tocarle, estando cerrado, enseña al perro a reclamar y a demandar. Si fuera así y la familia no puede controlar sus propias actitudes, es más acertado eliminar el corral como herramienta de educación. Esta es la primera lección básica en la educación temprana: ignora al cachorro cuando esté en su parque.

No se puede jugar con esta herramienta. El parque es un objeto maravilloso de educación del cachorro, pero tiene sus leyes. Si el propietario no sabe dominar sus impulsos, es mejor retirar el corral. En caso contrario, ese magnífico medio es el más nocivo de todos. Ciertamente, el confinamiento, más que ningún otro procedimiento, enseña al perro a llorar y a reclamar para que juguemos con él.

No miras e ignoras al perrito en su parque. En consecuencia, le enseñas a estar en
silencio en sus quehaceres, dormido, juega o simplemente observa lo que tú haces. En todos los casos, aprende de esta forma a ser tranquilo, centrado e independiente y, algo muy importante: a aburrirse.

¿Cómo abrir el parque?

• Dirigiros al parque discretamente y de lateral, sin mirar directamente al   cachorro, si fuera necesario.
• Abrid la puerta comedidamente.
• Esencial: en ese momento no lo mires, no le hables y no lo toques.
• Evitad que se agolpe en la puerta y haga por salir. Si fuera así no le abras y espera a otro momento que no advierta.
• Una vez fuera, ignóralo especialmente los primeros 15 minutos.

Comenzar con las salidas del parque

Preocupa mucho a las familias que el cachorro no salga del parque. Por descontado que lo hará. Pero en la medida que se confirmen en él dos actitudes: que orina y defeca en el lugar preparado para ello y haya aprendido a estar tranquilo no reclamando por salir. Yo no abro la puerta, generalmente, antes de los tres meses.


Esta enumeración de condicionantes te puede ayudar para las primeras salidas:

• El cachorro ha de estar previamente cansado. Tendrá menos actividad y, por lo tanto, dispondrá de mayor control de su higiene cuando esté suelto en la casa. Durante el día tendrá el esparcimiento necesario y caminará intensamente con su dueño.

• Sería recomendable que haya orinado recientemente, bien en el parque o en la calle.

• Cierra las puertas que van otras estancias para que el cachorro tenga un espacio limitado y controlado.

• Tener ya colocado el papel de periódico en la salita, antes de que el cachorro pise el piso. Este punto es fundamental. En la estancia a la que accede el cachorro debe haber varios puntos de papel de periódico o de empapador. Varios puntos, con dos o tres hojas en cada punto, si el cachorro tiene menos de tres meses. Al comienzo, facilita que elija uno.

• Que no haya movimientos excesivos en la sala. A ser posible, estate sentado en el sofá. Evitad hacerle caso las primeras veces y dejad al cachorro que explore cuanto desee. Este asunto es muy relevante. Es preciso evitar el contraste entre la quietud del parque y un espacio eminentemente afectivo o de atención fuera. Si no se hace así, cuando vuelva al parque llorará más fácilmente y reclamará salir.

• No habléis y toquéis excesivamente al cachorro. Dejadle que sea él, que explore el espacio y descanse cuando haya finalizado.

• Situarle una camita cerca de los pies del sofá para que esté con la familia.

• No subirle todavía al sofá. Por dos razones. En un despiste puede caerse u orinar. Pero, sobre todo, hará que reclame que le suban al sofá en salidas posteriores. Los sofás les gustan mucho. Posiblemente, le basta con una sola vez para pedir que se le suba. Si llora para conseguirlo y se cede, le enseñarás a llorar. Más adelante, con más edad y confirmes que no reclama únicamente por querer algo, permitidle que suba al sofá. Es más doloroso, y complicado en la educación, quitarle algo que ya le has dado que no haberlo tenido antes. Para lograrlo, has de reflexionar sobre cada beneficio que le das. Ve muy despacio con las cotas de libertad que le ofreces para
evitar suprimirla.

• No lo estés sacando y metiendo constantemente. Programa una salida diaria a la estancia al principio y organiza este aspecto según veas cómo se comporta el cachorro.

El parque canino es la maravillosa herramienta de
la que dispones para mostrarle los límites y
facilitarle que aprenda lo adecuado. El corral
salvaguarda y protege vuestra relación de
crispación y de enfados.

Evita que llore. Si atiendes sus reclamaciones le enseñas a llorar y a dominar la situación en su propio interés. Para impedir que llore, tienes que ajustarlo a los limites. Toda la libertad que vayas a darle, hazlo muy lentamente.

Gana tiempo en su edad sin actuar sobre el perro. Cuando un cachorro tiene más de seis meses, el carácter ya puede estar formado, centrado y habrás creado el hábito de aquello que tu deseas y necesitas para convivir con él. Establece la estructura de limitaciones y de normas durante los primeros seis meses.

Posteriormente, actuarán por sí mismas y se integrarán en el carácter del perro.
Todo propietario se ha de mentalizar de que los primeros seis meses de vida del
cachorro ha de implantar la estructura en la que el temperamento del animal se
moverá en el futuro.

Enseñar al cachorro la higiene en casa

Los cachorritos orinan con frecuencia hasta los seis meses. Notablemente más que
en su fase adulta. Debe ser así. Igual que no podemos pedirle a un bebé que no orine tantas veces lo hacen, no tiene sentido que pidamos esta exigencia a nuestro cachorro. Es más adecuado que él, de manera natural y sin coacción, regule su necesidad progresivamente. Por ese motivo, tenemos que acondicionar un espacio en casa en el que pueda orinar sin obligarnos a sacarlo a la calle cada poco tiempo.

El parque te ayudará a que el cachorro aprenda a orinar y defecar en el lugar destinado para ello. Habitualmente, a los dos meses de edad estará en el parque.
Cuando orina dentro, lo hará inevitablemente en el papel. Al hacerlo repetidamente en el papel fija el comportamiento de orinar en esta textura. Es lo que se denomina habituación al papel. Con ello conseguimos que, luego, un mes después, cuando esté suelto por la estancia y tenga ganas de orinar, vaya al papel y no al parqué, baldosa o mármol.

Habitualmente, corregimos llevando al cachorro rápidamente a orinar en el papel
cuando vemos que se dispone a hacerlo. Incluso en ese momento es muy tarde porque su mente ya eligió el lugar.

Pero esta enseñanza que muestro es mucho más sencilla y con mayor nivel de precisión: la repetición de este comportamiento, una y otra vez, en la misma textura fija el hábito por ese comportamiento. Con este propósito, delimitamos su espacio para que orine inevitablemente en el papel durante los primeros meses. Un error común es sacar el perrito del parque, porque necesita orinar. Es inadecuado. No se ha de sacar del parque porque te lo pida, ni siquiera para que orine. El confinamiento se realiza para que orine en el papel y ejercite su habituación a él. El perro regulará su micción con los meses. Lo hará de forma más espaciada y finalmente muchas veces en la calle, aunque siempre sin tener que llorar por salir.

Ansiedad por separación: el parque y los juguetes de Kong

No existe mejor prevención y terapia para evitar o sanar el trastorno de ansiedad
por separación que la habituación al parque. Además, es la única herramienta de
la que disponemos para ello.

Cuando te ausentas de casa, puedes dejar a tu cachorro entretenido con unos huesos de res grandes o con juguete de Kong. Este último lleva comida dentro que tú introducirás y él buscará cómo extraer ese aperitivo. Hazlo inmediatamente antes de salir, para que este entretenimiento suavice el momento en que te vas.

No le des estos alicientes en otro momento. Si utilizas habitualmente este obsequio, perderá su atractivo y fuerza. Es muy importante trabajar este aspecto de la ausencia en esta fase del cachorro, que no de síntomas de ansiedad por separación. Por lo tanto, aplaza la entrega de estos suculentos obsequios para cuando queda solo.

El cachorro adquirirá el hábito de la soledad al permanecer sólo en el parquecito
al principio, si es posible, dos horas diarias. Entonces, utiliza el Kong relleno o un
hueso, pero asegúrate que el cachorro ha salido antes y está cansado.

Relleno del kong: por ejemplo, una manera saludable y estimulante es que cuezas
higaditos de pollo o de ternera. Los machacas hasta hacerlo una pasta. Introduce
dentro del kong unos trocitos de queso y lo tapas con la pasta de hígado. Mete a
congelar el kong y lo sacas cuando vayas a salir para dárselo al cachorrito.

El hueso de res: habrás de haber comprobado antes de dejarle sólo con el hueso
(como verás en el capítulo de alimentación) la actitud del cachorro con ellos. Por
ello las primeras veces no le dejarás el hueso más de 15 minutos sin supervisión.

Evita los sonidos y trajines propios de las salidas y que sea muy discreta. Estos
aspectos son capitales.

• El cachorro ha de estar satisfecho de actividad y cansado.
• Rellena los Kong con la pasta de hígado, de manera que le resulte más
apetecible.
• Evita lo más que puedas los sonidos y protocolos de la salida: el sonido de
llaves, el abrigo o las colonias. En la fase de cachorro de tu perrito has de
ser muy prudente con estos asuntos.
• Siempre debe haber agua disponible en el parque.

Fuente: “Libro del Bichón Maltés” de Marisa Fernández Carracedo.
Santitisi (prestigioso criadero de Bichón Maltés)
Fotos: propiedad de Tatiana Bazhal
Para los pedidos y más información sobre los parques: http://casamascota.blogspot.com.es/

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